Toda la vida frente a un espejo para aprender a mirar
hacia dentro. Toda la eternidad mirando hacia dentro para saber quienes
somos.
¿Quién soy yo? No se trata de un nombre. Un nombre es
sólo una denominación. Tampoco se trata de realizar una descripción, pues,
sería sólo un montón de características apiladas.
A veces las personas quieren saber que las diferencia
de los demás, en otras ocasiones quisiéramos saber que tenemos en común, o
simplemente, enterarnos si somos personas o no.
Una alternativa es tomar nuestra vida como un libro y
mirar las paginas pasadas redescubriendo todas nuestras historias, no para
sumarlas, sino observando que tiene en común nuestro pasado con nuestro
presente, como si fueran realidades paralelas interactuando constantemente de
manera atemporal.
Fue un largo camino circular y multidimensional que lo
condujo a saber que era un monstruo, pues, había sido eso cuando niño y seguía siéndolo
de adulto. Un monstruo que tenía que verse bien, no debía engordar ni oler mal,
tenía que estar limpiecito. De esta manera sería humano, o por lo menos,
parecería humano y podría ser tratado como tal.
Inevitable preguntarse; qué era peor ¿ser un monstruo
o ser un monstruo que tenía que parecer humano?
Un monstruo que se precie de tal, debe comportarse
como lo que es y saber cazar y depredar humanos, pero no podía hacerlo ni
comportarse como lo que era. Era un monstruo criado por humanos y educado bajo
las reglas pertinentes.
Pasó toda una vida creyendo que era una persona, pero
nunca las personas pensaron eso de él. Desperdició sus latidos tratando encajar
en un mundo al que no pertenecía, hasta perder sus habilidades de monstruo,
cualidades que sólo podrían ser
apreciadas por otro monstruo, ya que eran características despreciadas por la
humanidad.
Hizo de todo por ser aceptado y respetado como humano,
pero nada se podía hacer, no era humano. Hizo de todo por sentirse querido sin
lograrlo. Eso causó que no aprendiera a decir que NO y continuó haciendo todo
lo que las personas le pedían. Al parecer, este era su único talento, decir a
todo que SI para complacer a los demás.
Ningún habitante de este mundo llegó a quererlo, pero
si lograron beneficiarse de los favores del monstruo solitario, quién sólo
logró comprometerse y ser castigado por no saber decir que NO.
La sociedad celebra muchos días en el año, pero nunca
existirá el Día del Monstruo.
Este ser, acostumbra a sentarse frente un espejo en la
oscuridad para preguntarse; ¿Qué habría pasado si no hubiera tratado tanto se
humano? ¿Qué habría ocurrido si se hubiese permitido ser un monstruo que vivía
en un planeta de humanos?



